Se acerca algo más a la magia y al animismo.
Su teoría del conocimiento afirma que todo conocimiento deriva de la sensibilidad y a ella se reduce.
El conocimiento sensorial proporciona certeza absoluta y por lo tanto no requiere pruebas de ninguna clase.
El escepticismo no tiene sentido porque hay una facultad innata en el alma que nos asegura principios indudables, el primero de los cuales es que existimos, pensamos, queremos y podemos. Este conocimiento de sí mismo está presupuesto en cualquier conocimiento de las cosas exteriores.
Nos conocemos, ante todo, a nosotros mismos, y sólo conocemos las cosas exteriores en cuanto nos conocemos modificados o impresionados por ellas; Campanella extiende esta conciencia a todos los seres.
Fue un comunista utópico.
Fundamentó su ideal comunista en el mandato de la razón y en las leyes de la naturaleza.
Imaginó una sociedad comunista tanto en lo referente al régimen de la propiedad como en la pertenencia de mujeres e hijos.
Su doctrina filosófica admite la impotencia del conocimiento sensible para conocer la realidad exterior, pero admite la importancia del conocimiento interno para experimentarse tal y como uno es.
Al modo de San Agustín, la existencia de Dios se deduce de la existencia de su idea en el hombre, que por su perfección no puede ser un producto nuestro.
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